Será (s e c r e t o)

¿Qué se escurre liviano entre bocas y nucas, formando un hilo invisible que conecta, quieran o no, a las personas que lo atraviesan? ¿qué ilumina destellante la salida de su cueva? ¿qué llega inevitablemente , con la prepotencia inexorable del tic tac del tiempo? …

Todos somos dueños de secretos eternos y profundos, entre el silencio y las medias palabras, vamos susurrando pistas a la espera de que exista alguien capaz de entenderlas: para encontrar la palabra perdida que todos guardamos, para lograr resolver el enigma que nos define, la claridad que nos madura.

Leila Schein.-

Solo Alba - Todd.-

Será (s e c r e t o)

“No te lo puedo decir canta repitiendo y volviendo a repetir canta, Liliana Felipe.

La Pequeña Orquesta, nos alecciona: El que quiera guardar un secreto que aprenda a mentir”.

La misma palabra, en diferente oído, genera desdicha, o apatía. Placer y amargura.

Resuelve una imagen reflejada, pretendiendo quebrar la naturaleza del espejo. Finalmente, lo pretendido se logra, y desde las nuevas piezas irregulares que en el suelo quedan, se ven otros lugares. Lugares a los que jamás se había dirigido la atención. La realidad cambia.

O implica llave a lo deseado.-

“Un secreto ronda… (Semilla nueva, de caprichosa sed)

Ana, blanca Ana, lo lleva en la piel. En ella nace.

Desde la piel, habrá de compartirlo. Manta blanca tramposa, que se impone, que persuade en el beso y en el susurro. Que conmueve, peligrosa.-

Luis no podrá con él. Buscará en su linealidad la mano del olvido. Y descubrirá que su olvido no tiene ni manos, ni valentía.

Carente de olvido, recurrirá al grito y a la fuerza, y no le elegirán ni la palabra, ni la mirada. Luis, no podrá con él.-

Fausto, eterno ladrón. Robará lo blanco. Equilibrará la balanza de un solo plato. Padre costurero del hilo y la marioneta. Señor que le sabe la noche a quien mira. La noche y el deseo. Fausto juega a la rayuela, y de punta a punta se pasea, dueño de la trampa, con los bolsillos atiborrados de tizas. ¿Cuántos números? Los que a él le diviertan. ¿Cuántos cielos, cuántos infiernos? Uno.-

Alba duerme arrogante en la indiferencia. Fría y tenue. Si el secreto, casi blanco como ella, pero menos transparente, le viaja la sangre o le hace de noche los párpados, o ni siquiera le roza los labios, le da igual. Su límite, contorno efímero, le es suficiente para andar cruzando días, como quien dedica la tarde completa a ver en la nube, la nube. Alba miente tentaciones.-

Ángela, respira de su `propia imagen´. Vive en ella por fuera del todo. Hastía hasta a su `propia imagen´. Su `propia imagen´ la juzga. Y cuando la palabra le llega, cuando la llave le llega, la cruza. La desaloja de su frágil realidad. Entonces Ángela que no es siquiera su `propia imagen´. Se hace mancha. Nudo. Garabato. Siamesa de su reflejo.”

Flor Guerrero.-